La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de reforzar la asistencia sanitaria, pero las consideraciones éticas y los derechos humanos deben ser fundamentales en el diseño, desarrollo y despliegue de tecnologías de IA.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente el informe Ética y gobernanza de la inteligencia artificial para la salud, resultado de dos años de consultas realizadas por un grupo de 20 expertos internacionales en ética, tecnología digital, derecho, derechos humanos y salud.
“El informe proporciona una valiosa guía para los países sobre cómo maximizar los beneficios de la IA, minimizando los riesgos y evitando las trampas”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus en su presentación el pasado mes de junio. Según el estudio, la IA ya está “preparada para fortalecer la asistencia e investigación sanitaria, el desarrollo de medicamentos, el diagnóstico de enfermedades infecciosas y la vigilancia de la salud pública”.
Aplicaciones de la IA en la salud
En los países más ricos, el uso de la IA ha empezado ya a transformar los sistemas de salud. Actualmente, se utiliza para el diagnóstico radiológico en oncología, como la colonoscopia, la mamografía y la imagen cerebral. Además, los algoritmos de IA basados en datos de secuencias de ARN y ADN apoyan el tratamiento del cáncer con inmunoterapia.
También se está utilizando la IA para la detección, gestión, tratamiento y cuidado de pacientes con tuberculosis. Por su parte, los sistemas predictivos han sido capaces de identificar el riesgo de asfixia en el parto con uso de tecnología de imagen. En Singapur, se utilizan soluciones de IA para abordar el colesterol alto, la presión arterial alta y la diabetes.
El modelado predictivo se emplea para identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en programas de intervención temprana. El objetivo del uso de la IA es frenar la progresión de afecciones, reducir complicaciones en los pacientes y costes sanitarios.
Los países con ingresos bajos y medios son los que van más atrasados en aplicaciones de IA en los sistemas de salud. Según el informe, esta tecnología podría llenar los vacíos en la prestación y servicios de salud. Estos países tienen una permanente escasez de trabajadores de la salud, una carga de enfermedades y grandes poblaciones poco atendidas. La IA podría proporcionar soporte al personal sanitario en diagnósticos, además de acelerar el análisis de rayos X y diapositivas de patología.
Actualmente, en India, Kenia, Malawi, Ruanda, Sudáfrica y Zambia está en marcha un programa piloto de herramientas basadas en la IA para detectar el cáncer de cuello uterino. En estos países con pocos recursos, la IA también podría servir para gestionar la terapia antirretroviral en casos de infección por VIH, prediciendo la resistencia a los medicamentos y apoyando para optimizar la terapia.
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